“Soy como una maruja de barrio. Escucho cualquier conversación y pego la oreja, por si me sirve para el escenario”
Homo Zapping y El Club del Chiste son su carta de presentación más popular, aunque tuvo un pequeño papel en la película de Almodóvar Volver, e incluso hizo un cameo en Torrente 4. No obstante, Yolanda Ramos no olvida sus comienzos en el cabaret barcelonés El Molino, ni su paso por El Terrat y La Cubana, compañías que le han proporcionado las tablas necesarias para haberse convertido en uno de los rostros de la comedia de nuestro país.
Sin tomarse un respiro, la actriz catalana, que es una de las presentadoras del programa Hable con ellas, se lanza al vacío con su primera función en solitario: La cavernícola, la respuesta femenina al grandísimo éxito de Broadway escrito por Rob Becker Defendiendo al cavernícola.
El reto
¿Qué supuso para ti que te llamaran para este proyecto?
Cuando llegó a mis manos pensé que era un lujo que confiaran en mí para dar la réplica a un gran éxito de público y taquilla como El cavernícola, que en Madrid interpreta Nancho Novo. Pero también supone una gran responsabilidad, y más siendo la primera vez que me enfrento sola al público en una función de 90 minutos.
¿Pánico escénico?
Algo de eso hay. He hecho monólogos en El Club de la Comedia, pero esto no es lo mismo, y quiero hacerlo bien. Disfruto mucho con lo que hago, y se me ocurren cosas a medida que trabajo un personaje, y mi miedo es que eso me descentre en el escenario. En este caso, el director, Esteve Ferrer, me para los pies, y le estoy muy agradecida, porque sabe llevarme, y me está ayudando mucho.

¿Y cómo es esta cavernícola?
Es una mujer madura ya, pero a punto de casarse. Y en la víspera de su boda, decide compartir con la audiencia sus inquietudes en torno al hombre que ha elegido, y sus inseguridades acerca de convertirse en ‘su’ mujer.
¿Miedo al compromiso?
Un poco sí. Ella está muy enamorada, y lleva tiempo viviendo con su pareja, pero cree que las cosas cambiarán cuando pase por el altar. Tiene miedo a que ese compromiso suponga entrar en una rutina, y caer en el hastío, como le ha ocurrido a sus padres. Es esa memoria genética que todos llevamos dentro y que hace saltar nuestras alarmas, y más en una sociedad como ésta, en la que nadie se compromete con nada… salvo con la hipoteca, claro.
¿A ti te han saltado esas alarmas alguna vez?
Lo cierto es que sí. Vivo en pareja desde hace tiempo y tenemos una niña en común, pero cuando me hablan de boda, me entran los siete males… prefiero cambiar de tema.
Tu personaje, ¿critica mucho a los hombres?
No, porque no me gusta criticarles. De hecho, quiero que lo pasen bien con la función. Y éste es un montaje que describe situaciones con las que ellas y ellos se van a sentir identificados y van a poder reírse de sus propios defectos. Es una mirada femenina a la realidad cotidiana desde el humor.
Lo dice una experta en comedia…
Yo no diría tanto, pero me gusta ser una actriz cómica, y hacer reír con cosas del día a día, con personajes reales, desde ese punto de vista tragicómico que tiene la vida.
¿Cómo ve el mundo una actriz como tú?
Me fijo mucho en la gente en la calle, en el metro… Soy como una maruja de barrio, muy cotilla. Si escucho cualquier conversación, pego la oreja, porque puede que me sirva para llevarla al escenario. Confieso que he llegado a salir a la calle en pijama para ver una pelea.
¿Y cómo es Yolanda Ramos en la intimidad?
Tengo una vida muy normal, nada glamurosa. No voy a fiestas ni piso alfombras rojas, friego los platos y voy a comprar al supermercado. Y, como muchas mamás, llevo a mi niña, Charlot, de dos años, a la guardería. Ella es ahora mi principal hobby.
Cavernícolas por el mundo
El antagonista de Yolanda Ramos en los escenarios madrileños es Nancho Novo. Él es el ‘macho alfa’ que lleva cinco temporadas triunfando en la cartelera teatral de la capital con El cavernícola y que, a nivel mundial, se ha ganado los corazones de millones de personas en más de 30 países y en más de 15 idiomas diferentes.

Defending the caveman (Defendiendo al cavernícola), escrito por Rob Becker, es el monólogo con más tiempo de permanencia en Broadway. De hecho, su éxito en Nueva York fue tan grande que el ex alcalde Rudolph Guiliani proclamó en su honor en 1996 “Día del Cavernícola” al 18 de julio, y rebautizó la West 44th Street como Caveman Way.
La escritora sudafricana Emma Peirson es la responsable de la réplica femenina a este exitoso mónologo. La idea surgió de su amiga y actriz Vanessa Frost (en la foto), que quería le escribiese un texto y la dirigiese en su trabajo de fin de carrera, pero se convirtió en un fenómeno de taquilla en su Sudáfrica natal, con 13 años de éxito en cartel y varios premios. Desde ahí ha dado el salto a Europa, triunfando en Alemania, Letonia y Finlandia. En México acaba de celebrar sus 100 funciones, y se estrenará en breve en República Checa, Estados Unidos y Australia.