Vive dos guerras mundiales en escena como protagonista de El tiempo y los Conway.
Está en la mitad de la treintena, pero en su nueva función teatral, El tiempo y los Conway, Alejandro Tous vive las dos guerras mundiales y pasa de los 24 a los 44 años en cuestión de segundos. Habiendo dejado atrás a Álvaro Aguilar, el personaje televisivo que le dio la fama, regresa a sus origenes treatrales de la mano de Juan Carlos Pérez de la Fuente. Sobre el escenario es Alan, el hijo mayor de una familia británica, encabezada por una matriarca “dura y difícil”, que interpreta Luisa Martín.
Rarezas
¿Cómo es Alan Conway?
Es un personaje complejo y extraño. De hecho, todos lo describen como un ser ‘raro’. Pero, en realidad, es un tío tranquilo, al menos exteriormente, que vive por y para su madre. Ha sufrido mucho en la guerra, y eso le ha enseñado a aceptar la vida tal y como viene, aunque por eso algunos le tachan de conformista y poco ambicioso. Pero él vive en paz consigo mismo y con la vida, y por eso es uno de los pocos personajes con algo de luz en medio de un aplastante segundo acto.
¿Dónde está su complejidad?
Se pasa la mayor parte del tiempo en escena, pero sin hablar, y eso era un reto para mí. He tenido que trabajar la escucha, la presencia y la atención, creando un monólogo interno para dar vida, alma y existencia a este personaje que apenas habla.
El director de la función dice que cada personaje representa un prototipo de ser humano. ¿Quién puede identificarse con Alan?
Son muchos los que dicen que Alan “tiene luz”, así que quizá podría representar a las personas positivas, que aceptan la muerte y el dolor como parte de la vida. Aunque Alan también tiene otros rasgos que quizá no sean tan deseables…, como la cobardía en el campo sentimental. Él tiene miedo a enamorarse porque una vez le salió muy mal, así que decide cerrar esa puerta.
El tiempo
En la función se produce un salto de dos décadas hacia delante, para luego volver al punto de inicio. ¿Cómo habéis solucionado este tema?
Sólo nos cambiamos el vestuario; el maquillaje apenas se toca. Pero hemos tenido que trabajar mucho el físico. El cambio que se ve en escena es básicamente un esfuerzo corporal, desde dentro.
¿Y qué cambios experimenta tu personaje en esos 20 años?
Al comenzar la función es un elegante joven de 24 años con muchos sueños y fe en el amor. Acaba de regresar del frente y ha conseguido un puesto en Hacienda. Veinte años después, con 44, ha ganado peso, va más desaliñado, sigue soltero, y vive en casa de su madre. Pero ha ganado en madurez, y se ha convertido en el guardián de la familia.
¿Cuál es el mensaje de esta función?
Que el futuro, sea cual sea, depende en parte de nosotros, porque somos quienes decidimos si queremos aprender o no de los errores, y cómo afrontar las situaciones que se nos plantean.
Si echas la vista atrás, como Alan, ¿cambiarías algo en tu vida?
No cambiaría nada, porque eso es lo que me ha hecho como soy, y he disfrutado cada momento. Con el paso del tiempo voy aprendiendo de mí mismo, de la vida, y de los demás, y cada vez me encuentro más a gusto con quien soy. Creo que hay que disfrutar de lo que tienes y poner toda la carne en el asador, porque el tiempo no pasa en balde… Así que, madrecita, madrecita, que me quede como estoy…
EL TIEMPO Y LOS CONWAY
Teatros del Canal: C/ Cea Bermúdez, 1
HORARIOS: Martes a viernes, 20:00h. Sábados, 19:00h. y 22:00h. Domingos, 19:00h.
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